Resum
El ser humano tiene como elemento distintivo su alta energía psíquica y su creatividad, lo que le permite ser multidisciplinar, abierto al entorno y comunicativo. Y juega porque está en su naturaleza. Por encima de todo, es un ser autónomo, no una máquina de estímulo-respuesta o una "bête machine", por utilizar la terminología de Descartes, porque concebirlo como tal es demasiado reduccionista para comprender la voluntad de jugar, crear y aprender. El juego, sin duda, tiene orígenes funcionales: la caza es un "juego" que requiere la formación de equipos para conseguir presas, y su origen está en la supervivencia. Walter Burkert, en Homo Necans (El hombre depredador), desarrolla esta tesis y la vincula con la guerra. Pero con el advenimiento de la consciencia, aparece la culpa, vinculada a esta terrible paradoja: acabar con la vida de un ser vivo, con rasgos parecidos a los humanos, es fuente de horror. Por ello, para hacer soportable esta actividad, el ser humano crea rituales o juegos vinculados al enfrentamiento con la muerte.
Idioma original | Castellà |
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Pàgines | 6-13 |
Publicació especialitzada | Harvard Deusto Management & Innovation |
Estat de la publicació | Publicada - 1 de març 2019 |